El año que termina ha sido el más difícil de las últimas 8 décadas. La caída en los mercados financieros a nivel global ha repercutido en la economía, principalmente en las grandes empresas e industrias y desde luego en las empresas pequeñas y medianas así como en el público en general.
El impacto que esa situación ha tenido en el sector asegurador ha sido, no obstante, menor de lo que pudiera suponerse. El sector tuvo un comportamiento que denota solidez y mayor madurez de la que se observó en situaciones similares en el pasado.
En efecto, mientras el país decreció un 1%, la venta de automóviles nuevos cayó en 27%, la tasa de desempleo llegó a niveles de 7% y el peso se depreció un 40%, el sector mostró un índice de crecimiento del 0.81%, lo que se puede interpretar como un comportamiento favorable en un entorno completamente adverso.
Los resultados del sector, que pueden consultarse en las secciones correspondientes a la presente edición de D’seguro, indican que las operaciones de daños fueron las más afectadas lo que resulta natural cuando se enfrenta a una depresión económica aguda como la que atraviesa el país, inmerso en la comunidad internacional.
Destaca el crecimiento real de los ramos individuales de Vida, Accidentes y Gastos Médicos cuyos índices se encuentran por arriba del crecimiento general del sector. Sin duda estos resultados muestran una importante labor de la promoción y colocación de seguros que han venido realizando los intermediarios y en general todos los canales de distribución.
Queda abierta la invitación a que consulten todas las secciones de la presente edición de D’seguro, resultará sin duda interesante como parte de la información que el mercado espera de sus asesores.