Los Seguros de Daños son los encargados de proteger financieramente los bienes muebles e inmuebles de las personas (físicas o morales) de los accidentes o riesgos intempestivos, así como de inclemencias relacionadas con el tiempo y la naturaleza, como son los tornados, inundaciones, terremotos entre otros.
El contar con un Seguro de Daños va más allá de la vanidad de la protección, es mirar hacia el futuro y reconocer que los peligros inminentes naturales están siempre presentes, y sobre todo, es dar un paso adelante, es estar protegidos ante los diferentes riesgos a los que está expuesta nuestra casa o negocio.
Además, los seguros de daños son un excelente aliado financiero para hacer frente a los desastres o catástrofes presentadas, porque la empresa aseguradora se encargará de pagar los daños que ocasione un riesgo de este tipo, siempre de acuerdo a la póliza contratada y la suma asegurada. Para ello, el usuario o asegurado coparticipa en la absorción del los gastos generados con un deducible.
Sin embargo, es indispensable que los usuarios conozcan los riesgos que protegen las empresas aseguradoras en el país, como son incendios, sismos, fenómenos hidrometeorológicos (huracanes, inundaciones) y Robos, entre otros.
Por otra parte y a partir del terremoto en México de 1985, las políticas públicas de prevención de catástrofes se han desarrollado y evolucionado. En la Ciudad de México, la protección civil se centra en mejorar la capacidad del Gobierno Federal y local, para atender eficientemente e informar oportunamente a la población ante una emergencia o desastre.
Además, también se busca impulsar la cultura de la prevención, autoprotección y corresponsabilidad para hacer frente a estos fenómenos naturales. Por ello la compañías aseguradoras se enfocan en ser aliados de todas las personas, gobiernos y empresas, ante fenómenos de la naturaleza.
Es importante recordar que, el sector es una industria con solidez financiera, capaz de hacer frente a los compromisos adquiridos con sus asegurados. Por ejemplo en el Huracán Wilma (2005) pagó un monto de mil 753 millones de dólares (2, 600 millones de dólares2), en Odile (2014) el monto asciende al cierre del 2015 a mil 125 millones de dólares y en Gilberto (1988) las indemnizaciones fueron por 567 millones de dólares (1,485 millones de dólares2).