FUENTE: Expansión PÁGINA: 46 Fecha: jueves, 15 de septiembre de 2016
AUTOR: Samantha Alvarez
Victoria (31) y Rodrigo (33) no saben si su bebé será niño o niña, pero quieren asegurar su educación universitaria. Hace tres meses comenzaron a ahorrar 1,190 pesos mensuales. Su meta es que, en 18 años, su hijo reciba 257,000 pesos para su educación superior.
«(Adquirimos el seguro) para tener tranquilidad y paz mental. Saber que una parte del dinero para su educación superior ya está asegurada sin importar lo que pase, nos hace sentir que esa parte de su vida ya está solucionada», dice Victoria.
Según el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), el costo promedio de una carrera en una universidad privada es de 930,000 pesos. Algunas aseguradoras estiman que puede llegar hasta 1.5 millones al sumar reinscripciones o cursos adicionales.
Si deseas tener hijos, te tenemos dos malas noticias: una universidad privada en el país es costosa y, por falta de recursos, siete de cada 10 estudiantes abandonan sus estudios, dice la Asociación Mexicana de instituciones de Seguros.
La educación superior es un costo que pocos padres contemplan o que dejan para el último momento. La encuesta 2015 de educación financiera del INEGI detalla que de 76 millones de mexicanos entre 18 y 70 años, sólo 24% tiene seguro. De este porcentaje, apenas 2.8% cuenta con un seguro educativo, es decir, 529,038 personas.
Pero estas cifras no desaniman a las aseguradoras, Axa Seguros reactivó su seguro educacional hace dos meses porque vio un mercado potencial en los millennials. «La gente que hace una década tenía 15,18 o 20 años hoy está en un proceso de construcción de familia, casándose, teniendo hijos y casa. Ese bono poblacional se ha convertido en potencial número de clientes que requieren un seguro educativo para preparar los costos de sus hijos en las universidades», comenta Jaime Massieu, vicepresidente ejecutivo de Vida en Axa Seguros.
Un seguro educativo no sólo entrega una »dote» o suma asegurada al beneficiario cuando cumple entre 18 y 23 años, sino que está acompañado por un seguro de vida que protege al padre y/o madre en caso de fallecimiento o invalidez. Así, en caso de que el contratante esté imposibilitado para seguir pagando la prima, la aseguradora pagará las restantes y al final del plazo acordado entregará la suma asegurada al estudiante.
«Los únicos elementos que exentarían a la aseguradora de pagar es que el contratante haya falseado las declaraciones sobre su salud, hábitos y ocupaciones, no pague oportunamente las primas o que cometa suicidio en los dos primeros años de contratación», aclara el presidente de la Asociación Mexicana de Agentes de Seguros y Fianzas, sección CDMX, Miguel Ángel García.
Los seguros educativos son flexibles. La entrega del dinero no está atada a que el joven compruebe que quiere estudiar o que muestre sus buenas calificaciones.
Victoria y Rodrigo están conscientes de que si su hijo o hija no quiere estudiar, tendrá el dinero suficiente para emprender un negocio o viajar por el mundo.