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Educación para sus hijos | ||||||
Los padres dicen que la mejor herencia que le pueden dejar a un hijo es la educación; sin embargo, en ocasiones esto representa un alto costo. Para hacer más ligero el camino, las compañías aseguradoras han creado diversos productos que ayudarán a los pequeños del hogar a realizar sus estudios universitarios.
En el mercado existen los llamados planes educacionales. Se recomienda que sean contratados en un plan de ahorro o fideicomiso desde que nace el bebé, es decir, desde los cero años. Al adquirir la póliza a la menor edad posible, los padres tendrán un tiempo mayor para acumular el dinero que se requiere y los pagos serán por un importe menor. Alfonso Vela, asesor financiero y fundador del despacho Auriga Finanzas, sintetizó en una breve frase lo que podrían padecer papá y mamá si consideran esta opción cuando su hijo tenga 13 años: «tendrán que ahorra más dinero en menos tiempo». Las compañías aseguradoras establecen como máximo recomendable la edad de 13 años para ahorrar los recursos de los estudios universitarios. «Cuando alguien quiere que la suma asegurada le alcance para una de las universidades más caras del país, tiene que aportar cuatro mil pesos al mes. En una universidad de nivel medio, con dos mil pesos mensuales por 18 años puede lograrlo. Es un parámetro general. Mientras más grande sea el niño y el plazo (para ahorrar) se acorta, la cantidad puede subir», comentó Vela. Una sugerencia de este especialista para los padres es:»no se vayan a echar la soga al cuello. Aporten la cantidad que puedan sostener por los siguientes cinco o siete años». En ese periodo ya habrán adoptado el hábito del ahorro y enfrentando el incremento del costo de vida en general, de esta forma podrán continuar avances en lo que resta del plazo». El instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) registró que la falta de dinero en el hogar es una de las primeras causas de abandono escolar, sin precisar el grado educativo. Aunque destacó que por los altos costos que representa para una familia solventarlos estudios universitarios, el índice de deserción en México es alto. De acuerdo con datos de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), siete de cada diez estudiantes abandonan sus estudios por falta de recursos. También es importante destacar que el gasto familiar se incrementa con forma al índice inflacionario, es decir, al aumento de la canasta básica que incluye desde alimentos, ropa y transporte, entre otros. Por ello, la Cámara de Comercio. Servicios y Turismo en Pequeño (Canacope) estimó que en los últimos diez años el costo de la educación aumentó 66 por ciento. Según cifras estimadas por AXA Seguros, el costo anual de las principales universidades privadas en México durante 2015 osciló entre los 156 mil y los 200 mil pesos anuales. Aunque el instituto México para la competitividad (IMCO) reveló que el costo promedio por carrera en una universidad privada puede alcanzar los 930 mil pesos. Para Jaime Massieu, vicepresidente ejecutivo de Vida en AXA Seguro, el costo que pueda tener una carrera universitaria puede cubrirse con productos financieros o de ahorro que ofrezcan alto nivel de protección en caso de cualquier percance: ese producto también debe ayudar a alcanzar una meta de ahorro a futuro, para solventar los gastos de educación. Ante ello, es importante que al elegir el producto que más le convenga es necesario considerar posibles situaciones como el desempleo, enfermedad, incapacidad o hasta fallecimiento del familiar que provea el pago de la póliza. Productos Vela explicó, que de manera general, en el mercado existen dos tipos de productos: uno es un plan donde está garantizado el monto del ahorro objetivo y otro es el fideicomiso educativo. El plan educativo tradicional es como un plan dotal. Un dotal es un seguro de ahorro donde la persona determina la cantidad que ahorrará en 10 año y el seguro le garantiza la cantidad que recibirá al final del plazo. Si fallece o se incapacita le entregarán la cantidad garantizada en su póliza, aunque no hay a terminado con las aportaciones correspondientes. Si en algún momento del plazo ya no puede continuar con las aportaciones, la póliza no se cancela, solo se suspende por el tiempo que determine el cliente, y para rehabilitarla deberá aportar el total del monto que generó su atraso, de esta forma se reinstala como estaba originalmente, entonces no se pierde el dinero ahorrado. Sin embargo, si y a no quien o puede ahorrar, dependerá de la compañía aseguradora con la que haya contratado el plan, que se le aplicará una penalización, por lo que le regresarán en promedio 40% de lo ahorrado, aunque existen compañías que podrían devolver hasta el 60 por ciento. «No es una buena noticia, pero estos planes son muy buenos para hacer el hábito del ahorro, además que te garantizan el monto por el plazo contratado (dependiendo de la edad del niño). Te van a dar lo que te dicen. Sea la cantidad que sea normalmente todos los planes educacionales te dan más de lo que te da el banco», aseguro Vela. Otra opción para el ahorro destinado a estudios universitarios son los fondos de inversión educativos o fideicomisos son para gente con un perfil «más inquieto o dinámico», es decir, son los convenientes para quienes reciben bonos y comisiones eventuales o que no podrá cumplir con alguna de las mensualidades por falta de ingreso. Este producto es flexible porque se determina una cantidad mensual y si tiene ingresos extras puede hacer aportaciones variables, o en caso de no poder realizar el pago no se cancela su póliza. Un beneficio del fideicomiso es que por tener liquidez, el contratante podrá utilizar el monto ahorrado para pagar otro nivel educativo, si así lo solicita, un ejemplo podría ser el gasto de la preparatoria. Si esto sucediera, el contratante tiene un plazo de tres meses para entregarle a su compañía aseguradora el comprobante de pago por servicios educativos, o de lo contrario podría ser requerido por el Servicio de Administración Tributaria (SAT). Ante ello, es importante recordar que no se pagan impuestos por el pago de colegiaturas. «Un fideicomiso educativo sirve para pagar desde la primaria hasta la carrera, así el SAT da una facilidad para que la gente ahorre para educación y que no cobre los impuestos por las ganancias reales que tiene, en el banco sí se cobrarían», precisó Vela. Esto no sucede en el plan educativo tradicional, las compañías no solicitan que se compruebe que el monto ahorrado se usó para educación, debido a que estos planes garantizan en moneda nacional el monto ahorrado, no la educación. Es necesario que al contratar alguno de los productos, el cliente le precise al asesor financiero cual es la universidad de su interés y haga un estimado del incremento en el costo de la escuela, de eso resultara cuánto tendrá que ahorrar al mes de acuerdo al plazo. Es para definir la magnitud del ahorro que quiera hacer. Aunque sí se garantiza el monto de ahorro, no hay planes que garanticen alguna escuela. Si la universidad incrementó colegiaturas e inscripción, el ahorrador deberá pagar por su cuenta la diferencia. Detalles Los asesores son muy cuidadosos al momento de hablar sobre los rendimientos que recibe el contratante, debido al cálculo que se debe realizar. Los planes tradicionales dan un rendimiento aproximado de entre dos y seis por ciento, son en pesos o el equivalente en pesos por año. Y el comportamiento del fideicomiso educativo dependerá del o los fondos de inversión que elija el contratante para que se depositan sus ahorros. Puede variar entre tres y doce por ciento anual. «Si lo pones en un fondo más agresivo o dinámico proyectil darte más que un plan tradicional. Por eso la gente más inquieta se va por los loados y la conservadora por los tradicionales», comentó el especialista. Condusef Los seguros educativos son garantizados y recomendados por la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), los considera como una buena alternativa, porque n sólo constituyen un ahorro, sino un aval para la educación del menos al garantizar el pago de las colegiaturas, eso no sucede si el dinero se canaliza a través de instrumentos bancarios, donde el ahorro queda inconcluso si el contratante fallece o queda inválido. |