Del 13 de agosto al 20 de septiembre de 2017 será un periodo que los mexicanos, sin duda alguna, no olvidaremos y es que la naturaleza nos golpeó con fuerza devastadora con huracanes y sismos; dejando pérdidas humanas y patrimoniales. Nuestra cultura de prevención fue puesta a prueba.
Por un lado tuvimos la tormenta tropical Lidia que afectó Baja California, también estuvo Harvey que pegó como categoría 4 a la Península de Yucatán, Quintana Roo y Campeche. En septiembre llegó Katia, posteriormente Max en la zona de Guerrero y finalmente la tormenta tropical Pilar.
En cuanto a sismos, Oaxaca, Chiapas y Tabasco sufrieron el de magnitud 8.2 que afectó a los estados el 7 de septiembre y por supuesto, el terremoto del 19 de septiembre que sacudió principalmente a la Ciudad de México, Estado de México, Morelos y Puebla.
Estas catástrofes que nos afectaron como sociedad y nos dejaron como principal enseñanza el cómo contar con una cultura de prevención de riesgos puede salvar muchas vidas; medidas como los simulacros nos ayudan a saber cómo reaccionar ante estas situaciones.
Pero también nos permitió resaltar la importancia económica y financiera que nos da contar con una herramienta como lo es el seguro. Muchas personas después de la tragedia se han a cercado a sus aseguradoras y es que perder el patrimonio que ha costado forjar no es sencillo.
En México sólo 6.5% de las viviendas están aseguradas por decisión de su propietario y ante los desastres naturales debemos estar preparados y pensar en un plan de prevención de riesgos.