Una de las Sesiones Plenarias de la 31 Convención de Aseguradores AMIS trató sobre Economía del Comportamiento y su importancia en las necesidades de protección, dado que está estrechamente relacionada a nuestra forma de percibir el dinero, cómo ahorramos y cómo gastamos.
¿Cómo entender los motivos detrás de nuestras decisiones? Ana Laura Martínez, especialista del CIDE en este tema, nos dice que es necesario regresar a los años 50 con las teorías del premio Nobel de Economía, Herbert Simon, quien cuestionó la racionalidad del ser humano. Al fusionar la psicología, la economía, la antropología y la neurociencia, podemos comprender qué nos lleva a tomar ciertas decisiones.
Concretamente, explicó Ana Laura Martínez, una aplicación de la economía del comportamiento la encontramos en las finanzas conductuales, es decir, cómo ahorramos y cuánto gastamos. Por un lado podemos percibir y experimentar los resultados de nuestras decisiones financieras como ganancias o pérdidas, para después asignarlos a las categorías de gasto o ingreso, y finalmente evaluar nuestros saldos en ciertos periodos de tiempo, como quincenal o mensual, por ejemplo.
Los principales retos y oportunidades a los que nos enfrentamos, de acuerdo a la economía del comportamiento, son cómo cambiar ciertas conductas y cómo generar la motivación suficiente para reevaluar la planeación de nuestras finanzas. La solución, según Martínez, se hace a través de un journey psicológico, en el que habría que entender el idioma de los usuarios y empatizar con las barreras que pudieran presentarse. Por ejemplo, podría usarse el factor sentimental para incentivar a las personas a ahorrar lo suficiente y dejar ese ahorro a sus seres queridos, para llevarlos en última instancia a generar juicios distintos.
Finalizó explicando que la economía del comportamiento es de suma importancia para el sector asegurador, ya que podría ser la base para crear estrategias que incentiven a la población a contratar un seguro. Para ello se necesita: