¿Qué es y cómo opera?
Para entender el reaseguro, se debe considerar que el seguro nace de una situación de oferta y demanda, es decir, deriva del universo de peligros a los que está expuesto el ser humano en su vida y actividad diaria; en donde el asegurado requiere atención a sus necesidades de protección, y por su parte, las compañías de seguros están dispuestas a brindar herramientas financieras que ayuden a las personas a resarcir las consecuencias económicas de un riesgo materializado.
Las aseguradoras asumen los riesgos a cambio del pago de una prima. Sin embargo, para que ellas cuenten con el respaldo económico suficiente –adicional a sus reservas y fondos específicos- con los que responda a los compromisos de protección adquiridos con los usuarios del seguro, cuentan con un recurso denominado “reaseguro”.
El Código de Comercio alemán define reaseguro como el seguro del riesgo asumido por el asegurador directo. Otros lo definen como “el seguro real”, ya que es quien realmente paga las pérdidas.
El reasegurador asume el riesgo que no puede o no desea asumir el asegurador primario, que es la compañía de seguros, debido a la frecuencia con que ocurren los eventos o a la severidad con la que se presentan.
La frecuencia es la repetición de numerosos eventos naturales, tales como inundaciones, terremotos, epidemias, etc. o el impacto de riesgos individuales, como incendio, y que se presentan con cierta regularidad. En cuanto a la severidad, ésta representa el monto económico generado por las pérdidas.
Es así que la compañía de seguros debe identificar la frecuencia y severidad del riesgo para decidir si lo asume o no.
Para aceptar el riesgo, una reaseguradora debe analizar el contexto bajo el cual lo estará haciendo. Podrá -a su elección-, decidir si admite los riesgos contemplando las mismas condiciones que la compañía de seguros o plantea algunas características diferentes.
Un factor muy importante, que considera para esta aceptación de riesgo, es mantener una adecuada posición en los esquemas de solvencia, a fin de contar con la fortaleza financiera para hacer frente a situaciones futuras que pueden corresponder a fenómenos catastróficos.
Esto implica suficiencia de capital propio, ya sea de la compañía de seguros o del reaseguro, así como una constitución de reservas y normas claras hacia los requerimientos de la autoridad reguladora.
Por ello, las primas que la compañía de seguros recibe de los asegurados -mientras asuma los riesgos-, las considera como una reserva de riesgos en curso. Y una vez que ya se corrió el riesgo y pasó la exposición, ese dinero forma parte de las reservas, es decir, debe guardarse para constituir las reservas catastróficas, en caso de requerirse conformar un ahorro para eventos de gran magnitud, mismas que deben formar parte de los pasivos, dado que se trata de obligaciones a cumplir.
Lo que busca la autoridad es que las compañías de seguros y las reaseguradoras tengan los recursos suficientes para que cuando ocurra la eventualidad y -la promesa de pago se cumpla-, se cuente con el capital suficiente para hacer frente a esas reclamaciones.
Cuando una persona transfiere su riesgo a través del seguro neto a un asegurador -en términos de reaseguro se llama “cedente”-, éste lo que le ofrece al asegurado es una protección. El asegurador hace exactamente lo mismo: le transfiere el riesgo al reasegurador y a esto se le denomina reaseguro.
Principales Funciones del Reasegurador