AUTOR: Pedro J. Maneiro R. | |
FUENTE: El Heraldo de México | PÁGINA: 11 |
martes, 3 de octubre de 2017 |
Cuáles fueron las razones principales que impulsaron la creación de tal idea? ¿Por qué y para qué nace? Estos son planteamientos que consideramos interesante aclarar, y para ello, probablemente, lo óptimo sería poder ofrecer una breve perspectiva histórica al respecto. Con esta referencia, seguramente, podremos entender mejor la importancia de protegernos frente a un evento imprevisto.
Historia del seguro
El concepto del seguro nace muy temprano en la sociedad humana. Si consideramos, por ejemplo, que la razón de existir de una póliza de seguros es resarcirle al asegurado alguna pérdida financiera, no nos debe de extrañar que en las primeras sociedades se generara la necesidad de llegar a acuerdos de ayuda mutua. En economías donde el intercambio de bienes o servicios, mejor llamado «trueque», representaba la actividad económica más importante, estaban dadas las condiciones para que la solidaridad se abriera paso y el concepto de mutualidad se creara.
Sin embrago, los orígenes del seguro no sólo se manifestaron en la necesidad de proteger bienes o propiedades; en el año 600 a.C., los griegos y los romanos crearon los primeros seguros de vida y salud, con la aparición de las llamadas «Sociedades Benevolentes», las cuales se hacían cargo, económicamente hablando, de familias que sobrevivían a sus principales miembros, así como encargarse de los gastos funerarios necesarios.
Fue hasta el siglo XIV cuando, en Génova, Italia, se tuvo registro del primer contrato de seguros no respaldado por préstamos, sino por otro tipo de inversiones y tierras.
Tan sólo un siglo después, el seguro marítimo ya existía y se había desarrollado a tal punto que ya hacían uso de tarifas diferenciadas por el tipo de riesgo al cual se enfrentaban los bienes asegurados.
La industria moderna del seguro (tal y como la conocemos hoy) surge formalmente durante el siglo XVII, cuando se tecnifica, diversifica a distintos tipos de riesgo y se hace común la división de actividades y la necesidad de especialistas dentro de las aseguradoras de entonces. Europa se convierte en la cuna de esta actividad, principalmente, en Inglaterra. El seguro de propiedades como lo conocemos hoy tiene su origen luego del Gran Incendio de Londres en 1666, donde cerca de 14 mil viviendas fueron arrasadas por las llamas.
Este trágico evento cambió el punto de vista de la sociedad, la que, hasta entonces, veía al seguro como una conveniencia más que como una necesidad urgente. Tanto así, que pocos años después se creó la Insurance Office for Houses o la Oficina de Seguros de Casas con gran acogida, donde unas 5 mil casas fueron aseguradas. Dado el éxito de este intento por proporcionar protección a un segmento de la población, otras empresas se vieron motivadas a incursionar en el mismo ramo asegurador; varias de ellas llegaron, incluso, a crear su propio Departamento de Bomberos para disminuir el riesgo en aquellas propiedades que estuvieran aseguradas con ellos.
En la América Colonial, el seguro vio sus inicios durante el siglo XVIII, el cual tuvo en Benjamín Franklin uno de sus mejores aliados para proteger propiedades contra incendio. Tanto fue su entusiasmo, que el mismo Franklin fundó una aseguradora en Filadelfia cuya contribución en materia de prevención de riesgos fue significativa.
Otros productos como Seguro de Vida y Seguro de Accidentes fueron surgiendo posteriormente entre los siglos XVI11 y XIX, cuando la industria aseguradora se diversificó y sofisticó a nivel es nunca antes vistos.
¿Por qué asegurarse?
Para aquellas personas que trabajan y están en la ardua búsqueda de crear un patrimonio, la respuesta debería ser obvia: «para proteger todo aquello por lo que he trabajado».
No se trata de invertir en protección y esperar hacer uso de ella de manera inmediata; se trata de planificar por alguna contingencia y proteger nuestro esfuerzo, y apoyar a nuestra familia si llegamos a faltar; se trata de poder hacer frente a aquellas situaciones a las cuales, efectivamente, estamos expuestos todos los días. Así como en economías básicas, se buscaba limitar el riesgo de una pérdida financiera, distribuyendo mercancía en varias embarcaciones, hoy existen mecanismos muy bien implementados para ceder a otros nuestros riesgos y esa es precisamente la razón de existir del seguro.
Oferta de valor
En GINflex Agente de Seguros y Fianzas, nuestra labor día a día es transmitir esta realidad a nuestros clientes y amigos, porque lo que sí está claro es que los imprevistos suceden, que las aseguradoras pagan y que lo más importante es estar bien informado.
GINflex, Agente de Seguros y Fianzas pone a la disposición de sus clientes servicios diferenciadores tales como: Inspección y Evaluación Profesional In situ de sus riesgos patrimoniales y de personas; elaboración de reporte de hallazgos y recomendaciones, así como estudios del portafolio actual de seguros de nuestros clientes y entrega de estudios comparativos con las mejores opciones del mercado asegurador sin costo alguno.
La historia así lo confirma: el instinto de protegernos es innato y el no hacerlo de manera adecuada puede ser uno de los peores errores que cometamos.
Las cifras
En 2016, de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), sólo el año pasado las aseguradoras en México pagaron:
La industria aseguradora moderna ha crecido de forma impresionante, y como instituciones financieras que son, están enfocadas en generar utilidades a sus accionistas. Habiendo dicho eso, y para aquellos que podrían creer que las aseguradoras hacen lo posible para no pagar siniestros, nos gustaría compartirles una sola cifra:
258 mil millones de pesos en siniestros, los cuales incluyeron: 47 mil millones accidentes y enfermedades, 55 mil millones automóviles, 107 mil millones de vida y 13 mil millones pensiones.
Esto equivale a unos 2,150 pesos por cada habitante y es una prueba contundente de que la industria aseguradora hace su parte y cumple con sus acuerdos.
35 mil millones daños/autos.